Gonçalves Viana,
RL VI, 202-5; Dalgado, s. v.; M. L. Wagner,
VKR XI, 56-57; Toro G.,
BRAE VII, 316-7. En portugués aparece desde 1582. En castellano, el
DHist. da varios ejs. del S. XVII para la forma
catana, que es la más común, todos ellos referentes al Extremo Oriente. Hoy se emplea en Chile, Arg., Cuba y aun España, como término despectivo para ‘sable’ o con referencia al de la policía; en el Perú significa ‘azotes, tormento’. Carece de fundamento la etimología de Eguílaz, 365, ár.
ȟátan ‘sable’. Para
catana ‘cotorra’, vid.
CATA.